En su tercera jornada en Colombia, el Papa llegó este sábado temprano a Antioquia, tierra que se caracteriza por la laboriosidad y la fe. Allí se celebró una misa en el Aeropuerto Olaya Herrera, de Medellin. Más tarde el Pontífice visitó la Casa Familia San José, donde conversó con niños abandonados o en situaciones desfavorables.
En su tercera jornada en Colombia, el Papa llegó temprano a Antioquia, tierra que se caracteriza por la laboriosidad y la fe. Allí se celebró una misa en el Aeropuerto Olaya Herrera, de Medellin, donde se refirió a temas doctrinales.
Más tarde visitó la Casa Familia San José, donde saludó a niños y jóvenes abandonados o en situaciones desfavorables.
‘Ver sufrir a los niños hace mal al alma porque los niños son los predilectos de Jesús. No podemos aceptar que se les maltrate, que se les impida el derecho a vivir su niñez con serenidad y alegría, que se les niegue un futuro de esperanza.’, expresó el Pontífice.
En esta institución administrada por religiosas, el Papa, en compañía del director del Hogar, monseñor Armando Santamaría, escuchó conmovido a Claudia Yesenia, quien perdió a sus padres en una masacre.
‘Te doy las gracias a ti, Claudia Yesenia, por tu valiente testimonio. Escuchando todas las dificultades por las que has pasado me venía a la memoria del corazón el sufrimiento injusto de tantos niños y niñas en todo el mundo, que han sido y siguen siendo víctimas inocentes de la maldad de algunos’, dijo el Papa.
Recordó que ‘también el Niño Jesús fue víctima del odio y de la persecución; también Él tuvo que huir con su familia, dejar su tierra y su casa, para escapar de la muerte’.
Francisco le comentó a la niña que ‘Jesús no abandona a nadie que sufre, mucho menos a ustedes, niños y niñas, que son sus preferidos’.
‘Este «hogar» es una prueba del amor que Jesús les tiene y de su deseo de estar muy cerca de ustedes. Lo hace a través del cuidado amoroso de todas las personas buenas que los acompañan, que los quieren y los educan’, sostuvo.
Finalmente dijo que se compromete a rezar por los niños de esta casa ‘para que en este ambiente de amor familiar crezcan en amor, paz y felicidad, y así puedan ir sanando las heridas del cuerpo y del corazón’.
‘Dios no los abandona, los protege y asiste. Y el Papa los lleva en el corazón’, concluyó.