Por José David Name – Senador de la República
En medio de la polémica jurídica y política que se ha desencadenado alrededor de las objeciones presidenciales a la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), hemos sido testigos de los fuertes choques entre las distintas partes involucradas por interpretaciones y posiciones opuestas.
Ceñirse de manera objetiva y sistemática a lo que dice la ley debe ser la principal consigna en esta discusión, que no se debe delimitar por egos políticos. Mi decisión de renunciar a la Comisión accidental que estudia las objeciones a la JEP no fue motivada, en ninguna capacidad, más que por el respeto a la ley y a los reglamentos internos de la colectividad a la que pertenezco, el Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U).
La norma es clara en la Ley de Bancadas (Ley 1974 de 2005) cuando señala que los miembros de las corporaciones públicas elegidos por un mismo partido o movimiento político deben actuar en bancada, entendiéndose esto como de forma coordinada y en bloque. Norma que, tras su lectura, no admite otras interpretaciones. En el mismo sentido, los estatutos del Partido de la U exigen que sus miembros actúen en grupo y coordinadamente, y que, específicamente, en cuanto a la función constituyente y legislativa, acojan y respeten las decisiones tomadas en las sesiones formales de la Bancada, así hubiesen o no participado en la toma de decisión y estén o no de acuerdo con la misma.
Por lo anterior, y tras conocer el borrador del informe a presentar por parte de la Comisión Accidental para estudio de objeciones Presidenciales por inconveniencia al Proyecto de la JEP, en cumplimiento de la ley y los reglamentos internos de mi Partido, presenté mi renuncia a la designación como integrante de la Comisión Accidental, como era mi deber como Congresista y hombre de Partido.
Si bien la decisión que se tomó a través de las mayorías dentro de la colectividad no está en el sentido de mi postura personal, acato y respeto el consenso al que se llegó.
El Senado debe cumplir con sus funciones y dar juicioso tramite a las objeciones que fueron presentadas por el Presidente de la República, Iván Duque Márquez, con el fin de mostrar su posición y del mismo modo, votar de acuerdo a lo que las bancadas y cada Senador sienta que es lo correcto y lo que más beneficia a nuestro país. Ya la Cámara de Representantes hizo lo propio el pasado lunes primero de abril, demostrando su compromiso con los debates de relevancia nacional.
Dar debate a las objeciones, cualquiera que sea el resultado final de dicho tramite en el Senado, permitirá seguir avanzando en la implementación de los Acuerdos Finales y disipar la incertidumbre y la inseguridad jurídica que se ha generado alrededor del trámite y los efectos de la aprobación o negación de las objeciones presidenciales.
Hay que dejar a un lado las discusiones y enfrentamientos diseñados exclusivamente para generar división. El país necesita que se dé un debate con un espíritu conciliador que busque preservar la paz, no que genere una mayor tensión sin resultados a la vista. Confiamos en que la semana mayor, que llega en el momento indicado, sirva de reflexión para todos y afiance el espíritu correcto para trabajar a favor de Colombia.