El reconocimiento de la higiene menstrual de la mujer y el acceso a productos para ello, son fundamentales en su participación social y pública, la educación y el trabajo. A través de esta iniciativa se apuesta por erradicar la forma de exclusión en razón de la menstruación, situación que aparta a las muchas mujeres de espacios familiares, educativos y deben vivir su ciclo aisladas, en silencio, por no tener los elementos adecuados para el uso y cuidado de su proceso mensual.
Aspectos como eliminar el IVA de los elementos de gestión menstrual, incluir la copa menstrual en el Plan Básico de Salud PBS para las mujeres que no generen ingresos o ganen menos de un salario mínimo, brindar programas de promoción y pedagogía para crear conciencia y romper estigmas frente a la menstruación, se promueven en busca de garantizar la equidad, reconocer la dignidad y así, romper las barreras que limitan a las mujeres en torno a su condición.
Según la Corte Constitucional, los insumos para la absorción de la sangre menstrual permiten el ejercicio del derecho a la dignidad de las mujeres ante hechos biológicos de su condición, en consecuencia, existe una relación con el libre desarrollo de la personalidad. Para hacer cumplir este mandato, la senadora Ana María Castañeda, propone desarrollar la iniciativa a partir de la concepción y reconocimiento de la gestión de la higiene menstrual como un derecho de la mujer inherente a la dignidad humana y garantizar sus derechos.
Para Mónica Arango, Maestra en Derecho de la Universidad de Harvard, es importante apostarle a una igualdad transformadora, para que las mujeres y personas menstruantes tengan la posibilidad de participar en todos los espacios sociales, políticos, laborales y educativos, teniendo en cuenta a mujeres en situación carcelaria, que se cubran las necesidades de las mujeres más vulnerables, y tengan la posibilidad de adquirir la copa menstrual, que sería la opción más adecuada y además amigable con el medio ambiente.