En el proyecto de reforma tributaria que presentará el Gobierno nacional a consideración del Congreso de la República, despertó aguda controversia con las iglesias cristianas debido a que la reforma obligaría a pagar impuesto sobre la renta, gravamen del que hasta ahora permanecen exentas.
La propuesta permitiría recaudar $1,8 billones, “sin necesidad de tocar el bolsillo de la clase media que sigue siendo la más golpeada”, explicó la congresista Katherine Miranda, autora de la propuesta.
La representante de la Alianza Verde, Katherine Miranda, propuso a nombre de su colectividad que las entidades religiosas, incluidas las católicas, paguen impuesto sobre la renta como todas las empresas del país.
La congresista explicó, que de acuerdo a información oficial de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), las iglesias que “tengan ingresos brutos superiores a los $5,4 billones y patrimonios líquidos avaluados por más de $14,4 billones, no puede ser que las iglesias sigan exentas, que no aporten tributariamente”.
En Colombia la Iglesia siempre ha estado presente, incluso, desde el inicio de nuestra vida republicana, desde el primer concordato suscrito en 1887 estuvo incluido en la Carta Política de 1886 y estuvo inmodificable hasta los años 70 del siglo pasado cuando el Gobierno de Misael Pastrana lo renovó mediante la ley 20 de 1974, con el título de Concordato y Protocolo Final entre la República de Colombia y la Santa Sede.
Se estableció que las propiedades eclesiásticas quedarían exentas de ser gravadas, incluidos los edificios destinados al culto, las curias diocesanas y las casas episcopales y curales, además de los seminarios
Hasta finales del año pasado en el país había más de 8.400 iglesias cristianas registradas, aunque se supone que el número es hoy mucho mayor pues hasta el año pasado cada mes se radicaban 48 solicitudes.
El senador y pastor cristiano John Milton Rodríguez, explicó a través de un video que las iglesias en Colombia sí pagan impuestos.
“Las iglesias en Colombia ya pagan impuestos, tanto el IVA, como los parafiscales. Estos son impuestos que las iglesias asumen en su estructura de costos y que no se pueden descontar de ninguna manera, como tampoco se pueden descontar los planes y proyectos que se asumen a nivel social, de educación, de restauración a personas adictas a las drogas, o los programas de restauración de mujeres víctimas de violencia”.