Carmenza, una católica consagrada, quien asiste a la eucaristía todos los domingos, habla con entusiasmo de cómo la fe y la disciplina la han llevado a ser la chef de la Nunciatura. Será la encargada de llevar al paladar de El Papa gran parte de la gastronomía colombiana.
La Nunciatura de Bogotá será residencia y oficina del Embajador de la Santa Sede en los países donde hay presencia diplomática del Vaticano. En total son 108 Nunciaturas alrededor del mundo. En estas instalaciones es donde Francisco, el Papa latinoamericano, pasará las noches durante su estadía en Colombia.
En 1968 y 1985 este lugar fue también la locación donde dos de los sucesores del apóstol Pedro pernoctaron durante su estadía en nuestro país: Pablo VI y Juan Pablo II, los pontífices que antes de Francisco visitaron Colombia.
La Nunciatura tiene una historia particular. Su primera sede estaba ubicada en parte de lo que hoy conocemos como la Biblioteca Luis Ángel Arango, pero en 1948 fue quemada durante los desmanes ocasionados en el Bogotazo; dos años después, el Gobierno donó el terreno donde hoy se edifica esta sede diplomática que albergará durante 4 noches y 5 días al Papa Francisco.
Todas las personas que trabajan a diario en esta Sede diplomática no se cambian por nadie, pues, a diferencia de muchos colombianos, tendrán la posibilidad de compartir directamente con Bergoglio en la intimidad de la cotidianidad de una oración, un paseo por el jardín o una cena.
Ese es el caso de Carmenza, la chef de La Nunciatura; ella es oriunda del municipio de Soacha en Cundinamarca, es la sexta de siete hermanos de extracción humilde, y quien, como muchos colombianos, ha tenido que hacer grandes sacrificios para llegar a ser alguien, para estudiar y para sacar adelante a su familia.
“Es importante que el Papa venga, porque sabemos que el Papa es una persona de fe y de paz; nosotros estamos en un proceso donde queremos la Paz y nos va a dar una gran catequesis sobre la humidad y el perdón”, dice Carmenza sobre lo que espera de la visita de Francisco.
“Nos tocaba buscar la forma de salir adelante y a mí me tocó irme a Medellín a estudiar en Comfenalco”, cuenta Carmenza, orgullosa.
“Siempre me gustó la gastronomía, desde muy pequeña me las arreglaba para cocinar pan y, aunque me salía como una piedra, siempre he tenido la venita de la gastronomía”, comenta, mientras nos muestra su oficina: la cocina de la Nunciatura en Bogotá.